LUIS M. ARIZA / El País (España)
Hace 63 años, el Valle del Silicio, en la ciudad californiana de San José, donde nació Michio Kaku, estaba repleto de campos de trigo y manzanos. La brisa del futuro acarició aquellas espigas y ahora reinan los “chips” y los semiconductores.
Kaku, -un reputado físico interesado por las verdades fundamentales del universo es uno de los fundadores de la "teoría de supercuerdas", que trata de unificar todas las fuerzas y partículas en una única y elegante explicación- vaticina cambios asombrosos: ordenadores cuánticos que usan átomos para computar a una velocidad inimaginable, superconductores que abanderarán una segunda revolución industrial. Nos fundiremos con Internet. Nos enamoraremos de los robots. Y lograremos teletransportar cosas o fabricar una capa que nos haga invisibles.
Éste es el futuro que imagina este científico de origen japonés. “Me encantaban los escritores que estrujaban la imaginación de forma consistente con las leyes de la física, como Isaac Asimov. Decía: no hablemos de lo que va a suceder en los próximos 20 ó 30 años, sino de lo que ocurrirá dentro de 10,000. Yo era un chico cuando lo conocí y me quedé estupefacto. ¡Parecía un comediante! Le encantaba dar charlas en las cenas y siempre tenía historias que contar”. Kaku habla animadamente durante horas. Su cabello largo y plateado le confiere un cierto aspecto místico, el de un oráculo que no teme las críticas de los cínicos o pesimistas.
Y recuerda el momento en el que comenzó su futuro. “Einstein murió cuando yo tenía ocho años. Y fue asunto de primera plana en todos los periódicos. El más grande científico de nuestra era ha fallecido. No se ha vuelto a dar una publicidad tan tremenda por la muerte de un científico”.
Durante el bachillerato, Kaku se dedicó a construir un colisionador de partículas atómicas de 226 kilos en el garaje de su casa, capaz de crear un campo magnético 20,000 veces más potente que el de una persona, lo que llamó la atención de Edward Teller, el padre de la bomba de hidrógeno, quien le consiguió una beca para la Universidad de Harvard.
Mucho más tarde se supo que Teller pretendía reclutar a los genios más precoces para que trabajasen en la construcción de armas nucleares. “No tenía ni idea”, confiesa Kaku. “Por aquel entonces tenía 17 años, y Teller buscaba a gente que quisiera trabajar en el uranio”.
Hay escritores que anticiparon viajes en el tiempo, como H.G. Wells, algo que hoy la física no rechaza de plano. ¿No le inspiran?
Arthur Clarke, en su libro 2001, habló sobre la época en la que los robots nos hablarían de forma rutinaria, pilotando naves espaciales, cuando tuviéramos una base lunar. Se adelantó cien años. En 2100 tendremos estas tecnologías. Pero Clarke entrevistó a científicos. En mi caso, no soy un escritor de ciencia ficción, sino un físico. Y los físicos creemos que el viaje en el tiempo podría ser posible. Hay una rendija en las ecuaciones de Einstein, de la que él era consciente. El tiempo es como un río que fluye más velozmente o más despacio. Pero Einstein no sabía que pueden existir remolinos en este río temporal, que pueden hacer que se divida en dos. Aunque el viaje en el tiempo resulte impracticable ahora, es una posibilidad. Si dispusieras de una energía fantástica como la de un agujero negro o una estrella que explota, quizá podrías anudar este río, algo al alcance de una civilización extraterrestre millones de años más avanzada que la nuestra.
¿Hasta qué punto resulta arriesgado hacer predicciones?
Un teléfono móvil tiene más poder de computación que toda la NASA de los años sesenta que logró colocar a un hombre en la Luna. Como físicos, sabemos el ritmo al que evolucionan los ordenadores. Por eso podemos adentrarnos 15 ó 20 años en el futuro. En 2020, los chips costarán un penique. Lo que significa que el poder de computación será invisible, estará en todas partes y en ningún lugar, como la electricidad, el papel, el agua. Tendremos ordenadores dentro de nosotros, en nuestra ropa, en las paredes
¿Qué sucederá con Internet?
Estará en todas partes, incluidas tus lentes de contacto. Cualquier cosa que veas será Internet. Con un parpadeo, puedes conectarte en línea. Si eres un estudiante universitario y tienes que hacer un examen final, en vez de memorizar todos los hechos y gráficos, simplemente parpadearás. Nosotros, los profesores, tendremos que diseñar mejores exámenes que no se basen en la memorización. Si te encuentras con alguien que no sepa inglés o español, tus gafas o tus lentillas te traducirán lo que diga, en forma de subtítulos.
¿No nos hace la tecnología más dependientes, y vulnerables?
Sin tecnología seríamos como los hombres de las cavernas. La esperanza de vida del Homo sapiens durante la mayor parte de su existencia era de entre 18 y 20 años. La gente tenía hijos y moría. En los libros de historia, los grandes políticos morían a los 30 y 40 por cualquier enfermedad. Un mundo sin tecnología representa un sufrimiento interminable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario