Seguro que todos han oído hablar de ese remedio barato para fastidiarle el coche a cualquiera. Basta con echar medio kilo de azucar en el depósito de gasolina para gripar el motor y causar un daño casi irremediable. Pero ¿qué hay de cierto en esta historia?
Lo primero que he hecho ha sido visitar Snopes, un lugar especializado en evaluar leyendas urbanas. Y el resultado ha sido el que me temía, la historia es más falsa que un billete de 3 euros.
En primer lugar no es tan fácil echar azúcar en un depósito ya que el cierre suele traer un mecanismo de seguridad, pero bueno… supongamos que podemos acceder de forma sencilla al depósito y echar dentro medio kilo de azúcar.
La leyenda sostiene que el azúcar se disolvería en la gasolina y que de este modo llegaría a los cilindros y pistones. Al principio el calor mantendría al azucar fluída, pero los problemas vendrían cuando el motor se enfriase, ya que el azucar se “caramelizaría” endureciendo las delicadas partes móviles del motor e impidiendo que el coche se moviese. ¿El resultado? Un motor destrozado y una buena “broma” para el bolsillo del propietario.
Pero tranquilos, nada de eso sucedería. En primer lugar el azúcar apenas se disuelve en la gasolina. De hecho en Scopes dicen que en un depósito completo de 56 litros, solo se disolvería el equivalente a una cucharadita de azúcar.
El problema entonces con el azúcar (al igual que con cualquier material granular como la arena) es que lleguen partículas sólidas a las sensibles (y bien lubricadas) piezas móviles del motor.
Pero para evitar estos peligros se inventaron los filtros. En efecto, la salida de combustible del depósito cuenta con una especie de “manga” que filtra las partículas sólidas. Y además, al otro lado del conducto se encuentra el filtro de combustible.
Obviamente, si la cantidad de azucar es muy elevada, el filtro de combustible podría tupirse, pero cambiar el filtro es algo común y económico que cualquiera puede hacer sin necesidad de visitar al taller, nada que ver con los destrozos que cuenta la leyenda urbana.
Así pues, un poco de azúcar en el depósito se arregla con uno o varios cambios del filtro de combustible. Y si echamos varios kilos de azucar en el depósito, (que se aposentaría en el fondo) lo peor que podría pasar es que tuviéramos que cambiar el depósito, lo cual en el taller equivale a unos 150 euros. ¡Nada irreparable!
De todos modos aseguraos que el depósito queda bien cerrado, más que nada porque el precio de la gasolina está por las nubes, y bastan una garrafa y una manguerita para que te roben el combustible-
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