Era justo lo que faltaba en la lista de cosas insólitas. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad McGill, en Canadá, los hombres se vuelven menos agresivos si ante su vista tienen un trozo de carne. Todo lo contrario de lo que muchos suponían que sucedía con los carnívoros e incluso de lo que muestran algunas películas del género sangriento.
Este inesperado resultado puede reflejar, según explica la Montreal Gazette, una disposición genética a sentir comodidad ante la carne, pues a ésta se la relaciona con las reuniones con familiares y amigos. Al menos eso cree Frank Kachanoff, investigador del departamento de psicología de la universidad y autor del estudio.
Salvo que entre tu familia y grupo de amigos haya varios militantes de las filas del veganismo, digo yo, en cuyo caso la visión de un trozo de carne jugoso -es decir, sangriento- puede desatar no digo agresión hacia el organizador de la reunión sino el más absoluto asco.
El experimento se realizó de la siguiente forma: Kachanoff pidió a 82 hombres que infligieran varios grados de castigo a un grupo de actores que leían un guión. El castigo se hizo sometiendo a quien leía el guión a diversos volúmenes de sonido. Los sujetos tenían menos probabilidades de tratar de infligir dolor en el lector si veían una foto de un trozo de carne mientras el error era cometido.
Kachanoff cree que este estudio atestigua una respuesta pavloviana que simula parcialmente los efectos psicológicos de comer carne, tales como funciones cognitivas y flujo sanguíneo más bajos.
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